#Ellostambién

Por IDAYSI CAPOTE

 

Publicado en DiarioLasAmericas.com el 11 de marzo de 2018

 

Reconozco que en miles de ocasiones las mujeres hemos sufrido y aún padecemos todo tipo de acoso sexual por ambos sexos, pero… ¿y los hombres? ¿Siempre son los malos de la película? ¿Ellos son víctimas también? ¿O tan sólo victimarios?

En honor a la verdad abundan las mujeres depredadoras y se “encarnan” en un joven o en cualquier hombre hecho y derecho, da igual. Sucede cuando tienen algún tipo de poder, o uno absoluto. En una oficina, en una compañía, hasta en un vecindario y en un círculo de amigos o parientes.

Son mujeres que las clasifico en dos categorías: Primero “las narcisistas”, que como se aman tanto a ellas mismas no conciben un rechazo sensual por parte de nadie. Segundo: “las atacadas”, las que a toda costa necesitan amor ajeno porque son incapaces de amarse a ellas mismas.

Conozco hombres que han abandonado empleos por sufrir chantaje emocional por parte de una mujer con la que no quiso ir a la cama. Y si fue “seducido” una vez, la experiencia fue tan nauseabunda que prefieren morir ante que repetir.

Hasta en familias donde hay gente de tu sangre que no tiene bandera y “cualquiera le sirve pa’ su gozadera” como dicen popularmente. ¡Si cayó una víctima en la red familiar, qué bien! Muy cercano para comenzar a seducir y si no son correspondidas, las calumnias no tienen fin.

Desacreditan al novio o esposo de alguien de tal manera que, si dichas parejas carecen de madurez y de plena confianza, desestabilizan la paz ajena de una manera injusta y apabullante.

Estas hábiles descendientes de Eva, no conocen los escrúpulos. Manchan la hoja de vida de hombres que comienzan a ser rechazados o poco confiables. Y aunque tengan millones de argumentos a su favor para una defensa digna y sincera son descreídos por aquello de siglos y siglos que los acuñan con el estigma de que “depredador sexual” es sinónimo de hombre-varón-masculino.

El problema es gravísimo para ellos. Su palabra es nula ante casi toda la sociedad femenina que ha sido abusada y es mejor culpar que sentarse a discernir si la justicia prevalece o está exenta en casos como estos. Profundizar en mentiras y concluir con verdades queda para jueces pagados y que no estén prejuiciados también.

Los hombres la tienen muy difícil: cargan en sus hombros las atrocidades de antaño y son juzgados como tal.

Si somos sinceras y nos ponemos a pensar en alguna ocasión donde nos sentimos “derretidas” por alguien y este nos ignoró, tomamos dos caminos: de venganza o de resignación. Uno de dos. Direcciones influenciadas por tu alma, resentida o apacible. Y de esto depende el prestigio de ese hombre que será incriminado o eximido de toda culpa.

Recuerdo la película de 1987 “Atracción Fatal”, interpretada por Michael Douglas y Glenn Close, donde una mujer neurótica convirtió en asesino a un hombre de familia por una aventura que le salió carísima, porque estas personas tienen un poder de seducción arrollador.

Este tipo de “amor” diabólico es un capricho a toda voz. Y se hace lo que quiera ella, o la vida del implicado está en peligro y será un caos total. A la inversa se da también.

Este ejemplo cinematográfico, sin llegar al extremo de hervir el conejo vivo de la niña del personaje de Douglas, está cercano a la realidad de lo que puede sufrir un hombre ante mujeres manipuladoras, psicópatas, engreídas por su juventud, por su belleza o por su dinero. Y tienen el poder de conmover masas con sus dotes maléficos y destructores.

Abogo por la sensatez de que antes de crucificar a un hombre acusado por una mujer, se escuchen ambas partes sin estar inclinados para el lado femenino antes de que comience el diálogo.

Los hombres merecen la oportunidad de ser escuchados, es un derecho humano que puedan defenderse sin llevar a cuestas la historia de emperadores, sultanes, reyes, zares.

Los hombres son nuestros abuelos, padres, hermanos, hijos, profesores, amigos, esposos.

Es hora de borrar los juicios históricos que los describen sin justicia. Que los hacen culpables por el hecho de ser hombres. Seamos justos si lo merecen. Si una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad, revirtamos esta maldición y respetémoslos a #Ellostambién

@idaysicapote

https://www.google.com/amp/s/www.diariolasamericas.com/opinion/ellostambien-n4145279/amp

Foto tomada de Google

2 comentarios en “#Ellostambién

  1. En muchas partes la ley desconoce la presunción de inocencia en el hombre cosa que está siendo utilizada en juicios que no tienen nada que ver con las relaciones hombre mujer, sino en eventos comerciales o sociales de cualquier clase se crean conflictos donde se pueda tipificar como tales relaciones.
    Aún hay otra clase de supremacía masculina que mediante las influencias sobre los que ejecutan las leyes pasan por encima de los aumentados derechos femeninos.

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