El precio de la libertad de expresión

POR IDAYSI CAPOTE

Publicado en elnuevoherald.com

Vivimos en una sociedad y en una época privilegiadas en esta mitad del mundo donde la libertad de expresión es un derecho… aunque las consecuencias, muchas veces, anden torcidas, amenazantes o nefastas por otros lares.

Se aclama por una sinceridad total, pero ¿realmente se asimila? Sería poco realista si apoyara la tesis de que la gente quiere oírlo todo. Sí, quizás puedan un poco. ¿Y las mayorías serían capaces de leer o escuchar hasta el final de una frase en la que se sienten aludidos? Creo que no.

Con un planteamiento a medias, responden airados y con argumentos ofensivos –típico de necios e intolerantes– porque no está en los genes de estos seres la certeza de que las opiniones son opiniones, y no ataques personales. A través de estas actitudes neuróticas, tristes y alucinógenas les queda la opción de creer que todo criterio ajeno está en su contra, y lleva consigo intenciones negativas, explícitas o solapadas.

También se asimila todo al revés si existe un ego henchido, una baja autoestima o una ceguera extremista. O se opina con total libertad lo que se quiera de lo leído o escuchado con la exposición de un debate civilizado; pero esta reacción se ve limitada a personas muy cultas o bien educadas.

La verdad de cada cual no es absoluta. Pero sí existe el sentido común ante problemáticas evidentes, como por ejemplo, que en Cuba hay una dictadura cruel y brutal. ¿Se puede negar? Claro está, lo haría alguien que esté fuera de esa denigrante realidad, o de quienes le sacan provecho, como asegura la frase: A río revuelto, ganancia de “aprovechadores”.

La muerte de periodistas demuestra que hay verdades prohibidas, entonces durante toda está profesión te mantienes caminando por una vereda peligrosa. Por suerte, en USA, los logros a favor de este oficio son innegables.

Muchos practicantes del periodismo inteligente y estrella se limitan a apoyar causas de masas tan grandes como un gigante ante realidades que sólo a Goliat se le ocurriría mencionar.

Para nada este tipo de practicantes del oficio de las noticias, las “denuncias” y las “verdades” andarían por terrenos minados. Se cuidan inteligentemente de bolsillos repletos y de intereses ocultos.

Siempre está el que se juega la vida por la veracidad de sus palabras. Si hay algún tipo de censura y “le atan las manos y le amordazan su verdad” pues no le queda más que respetarse a sí mismo y no hablar de un tema a medias, manipulado y censurado.

Existen medios de comunicación tan serios, que tienen perennemente izadas las banderas de todos los derechos humanos: y ondea la de la libertad de expresión muy alto.

Siento un orgullo inmenso de publicar mi opinión; por mi cuenta y mi felicidad es inmensa por decir lo que pienso.

Desde que era estudiante de Periodismo en La Habana, mantuve este deseo en silencio y como una meta que parecía inalcanzable para los que evitan los grandes sueños.

La libertad de expresión, en Estados Unidos de América, se defiende a capa y espada, aunque algunas minorías se resistan en ocasiones a respetar esta conquista de esta gran nación. Sería irrespetar la constitución y violar los derechos humanos.

En algunos casos se arrastran y se importan rezagos de países donde la verdad es ofensiva, donde hay comunismo en la sangre y se acallan los pensamientos por gente con rasgos de dictadores particulares o de gobernantes que practican esta atrocidad en medio de este milenio.

Inmigración no tiene aún los recursos para leer corazones. Lo que sí existen suficientes leyes para defender dentro de los Estados Unidos de América cualquier intento o atisbo dictatorial.

Este país es tan grande en bondad y en tolerancia que hasta gente de izquierda puede ser tu jefe o tu vecino. Se practica una verdadera y coherente libertad de expresión.

El éxito ajeno asusta, puede provocar insomnio y acidez también; por ello hay que saber delimitar con un poco de adivinación si la censura llega por celos o por carencia de libertad de expresión.

Periodista y escritora cubana.

Siga a Idaysi Capote en Twitter: @idaysicapote

Imagen tomada de Google

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