Febrero y los enamorados es lo mismo. Todos los años celebramos una y otra vez las mismas fechas con diferentes connotaciones y el día del amor es una de las más anheladas.
A continuación, un recuento de 14 maneras de amar de tiempos que no volverán.
1. Pedir la mano de la chica a los padres. Aunque se quisiera más en muchos casos, este acto era algo traumatizante para muchos jóvenes que sudaban la gota gorda en esa visita delante de la novia, de un padre desconfiado, de una madre casi siempre apoyando a su hija, y hermanos, abuelas y abuelos.
Ensayaban una y otra vez qué decir, con la complicidad de un espejo, de hermanos mayores y amigos que ya tenían esta sudorosa experiencia.
2. Mandar cartas perfumadas. Si el enamorado estaba lejos o para arreglar algún desacuerdo o para una cita más atrevida se escribía una nota y se perfumaba el papel tratando de no que no cayera sobre la tinta de antaño que se corría fácilmente. Era el mismo aroma que usaba la novia siempre que se veían. Era una manera de personalizar la nota. Pero si ella decía que había pasado toda la noche llorando por él, le dejaba caer dos o tres gotas de agua para mostrar sus lágrimas cuidando no desfigurar mucho el texto. ¡Creativas las bisabuelas y las tatarabuelas!
3. Tener una foto cerca del corazón. Casi siempre dentro de un camafeo colgando del cuello de la enamorada guardaban en esta joya una diminuta imagen del novio. Lo abrían con una frecuencia igual a la magnitud del amor sentido. Y los suspiros acompañaban muchos recuerdos: el de algún beso, o el del último, o las palabras de amor pronunciadas por su galán antes de partir. Un día sin verlo era un siglo. No sabían de él hasta tenerlo frente a frente. La foto era el consuelo.
4. Días de visita con estrictos horarios. Y tenían sentido. El joven visitaba a la joven respetando la frecuencia y la hora determinada por los padres de ella. En su proceder, atendiendo a la puntualidad y a la asistencia, se podía comprobar si era un hombre serio, si estaba realmente interesado y enamorado. Siempre hubo pillos que tenían dos novias a la vez con horarios diferentes de visita. Y dejaban a una en el altar mientras se casaban con la otra. Por suerte eran excepciones.
5. Evitar comer cebolla para las citas. Colgate no era capaz en los 40’s y 50’s de eliminar el aliento ligado a una cebolla. Escuché un anuncio radial de dicha crema dental que advertía que el novio comiera cebollas con confianza si usaba Colgate, y si esa noche visitaba a la novia. Aseguraba el comercial, que no había de qué preocuparse.
6. Largos noviazgos. Duraban desde un año hasta más de una década. Conocí una pareja que rompieron sillones en visitas durante 13 largos años. Los motivos variaban: hasta que él comprara una casa, hasta que levantara el negocio, hasta que la madre de él se curara de alguna enfermedad real o inventada, hasta que volviera de una guerra, hasta que le dieran el divorcio de un primer matrimonio… y muchos pretextos más.
7. Virgen hasta el casamiento. Se daba con mucha frecuencia por estar considerada la gran prueba de amor verdadero. También porque, de lo contrario, las consecuencias religiosas y sociales eran nefastas. Este detalle quizás sea el más escabroso por los prejuicios que llevaron vergüenza a familias enteras y al suicidio o linchamiento de muchachas inocentes. Y muchas veces por culpa de novios inexpertos que esperaban en el primer acto íntimo algo que ocurría diferente a lo que les era advertido, basado en mitos contra la mujer. Hechos lamentables que aún se viven en varias sociedades.
8. Esperar por el novio engalanada en el portal de la casa. He aquí un acto de total ansiedad en la mayoría de las jóvenes que imploraban en silencio por la llegada del ser amado. Y en ocasiones, una voz desde dentro les advertía: «No va a venir… está lloviendo mucho… Ese no se moja por ti…». Y acto seguido llegaba el novio empapado con unas flores mustias debido al aguacero, y ella igualmente feliz de verlo.
9. La chaperona en la sala, en el cine, en el parque, en los sueños. La veladora, la vigía, la pesadilla de los enamorados. En todo momento mirando dónde estaban las manos de él y la falda de ella. Era parte obligada de una pareja. Este trío era inseparable hasta la boda. Pero en algún momento había un cabeceo, vencida por el cansancio del día, y este se aprovechaba para un beso y para más también durante la corta visita nocturna.
10. Ni una foto juntos antes del casamiento. Era rarísimo ver parejas en la época del noviazgo en una fotografía. Este acto y recuerdo para siempre se guardaba generalmente para el día de la unión por lo civil o por la iglesia, o para ambos momentos y para cuando llegaran los hijos.
11. Valorar la buena procedencia de la familia. Este detalle se analizaba por ambas familias, le daban gran importancia a la reputación, otros a la economía, a los caracteres, a posibles taras.
12. Respeto y seriedad mutua. Generalmente había un gran respeto para hablarse, para aparentar esto socialmente. Las palabras se pesaban una por una. A pesar del machismo, hubo miles de uniones donde jamás se levantó la voz ni la mano.
13. El casamiento como el gran sueño de sus vidas. Mencionemos a los que fueron por amor. Aunque los que fueran por conveniencia abundaban… ¿o abundan?
14. Matrimonio hasta que la muerte los separe. Esta realidad fue innegable. Enhorabuena para los que eran felices, donde latió el amor hasta las bodas de oro o de diamante.
Foto tomada de Google
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