Como lo lee. Y no lo digo yo, no. Lo escribió la viuda del capo de capos, Victoria Eugenia Henao, en el libro que vende en Amazon.com: “Mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar”.

Buscando algo para leer, encuentro este ejemplar que no será una obra literaria, pero por primera vez, la persona más cercana a este monstruo que han querido endulzar en series de televisión, escribió lo más creíble sobre esta leyenda del mal.

Me encantan las biografías, y este compendio de primera mano me tenía erizada con los detalles y feliz por el bajo costo de $7.99, cuando de repente leo lo siguiente:

“Alba Lía Londoño, mi profesora de bachillerato en el Liceo La Paz… quien se había convertido en persona clave para que mis hijos no se atrasaran académicamente…”

Y continúa: “había sido sacada a la fuerza de su casa…, por hombres que utilizaban uniformes de las Empresas Públicas de Medellín. …Sacaron de la casa cincuenta cajas de diversos tamaños y se las llevaron en un camión. Debieron pensar que Alba Lía guardaba información secreta de Pablo, pero en realidad eran los libros y las enciclopedias que yo había comprado a lo largo de los años y que ella guardaba en secreto …”.

“…Los problemas nos empujaron a vivir en la clandestinidad, lo que no me permitió volver a llevar a mis hijos a colegios comunes debido a las persecuciones, los allanamientos y el riesgo de que los secuestraran. Rita —como la apodaba para protegerla— fue una educadora incondicional… Ella se encargaba de conseguir los textos para que Manuela y Juan Pablo estudiaran y en dos ocasiones le patrociné viajar a Cuba a actualizarse en los últimos avances en materia pedagógica. De regreso a Colombia traía sus maletas repletas de textos que consideraba útiles para la formación de mis hijos”.

Londoño no volvió nunca más. Dejó dos adolescentes huérfanos.

Pregunto: ¿En qué tienda de La Mayor de Las Antillas vendían libros de texto desde preescolar hasta el último año de bachillerato?

O existían para este tipo de millonarios, que no interesaba el origen del dinero, y era otro secreto de Estado de la plaga Castro Ruz?

Esta parte de la historia de Escobar y familia a la que se refiere su viuda, transcurre aproximadamente desde 1984 hasta el año 1993, cuando matan al capo colombiano el 2 de diciembre, un día después de cumplir 44 años.

Si acudimos a nuestras memorias, y nos ubicamos en 1989, en Cuba, cuando aquel escándalo de la cúpula Castro-comunista, y por ello un grupo de personas fueron destituidas de sus cargos, o encarceladas, o fusiladas por ser partícipes del narcotráfico.

Este es el caso de Arnaldo Ochoa, quien fue un general de división de las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas. Este general, fue condenado a la pena capital por alta traición a la patria producto de acusaciones de actividades de narcotráfico. Fue fusilado el 13 de julio de 1989, en La Habana.

Se dice que tenía un harén durante la guerra de Angola. Las chicas las escogían en la isla. La mayoría, menores de edad, o quinceañeras. Todavía hoy retumban las historias de las orgías en Luanda, principalmente.

Se decía también, que Ochoa tenía la sangre tan fría que desayunaba un sándwich debajo de un bombardeo.

Yo cursaba el segundo año en la universidad, cuando estos juicios “ejemplarizantes” fueron transmitidos por la televisión cubana, parcialmente, como todo en la isla: donde no existe nada exento de censura.

No se hablaba de otra cosa. La población cubana no lograba salir del asombro. El hecho de que Fidel Castro se hiciera el desentendido de este vínculo con carteles mafiosos por sus subordinados, después de embelesar al pueblo de Cuba con su jactancia constante de dictador, donde aseguraba que en el archipiélago cubano no caía una hoja de un árbol sin que él lo supiera. Fue tanto el bombardeo de esta “verdad” de la propaganda comunista que hasta yo me lo creí. Y no está muy lejano de la verdad. Abundan los chivatos, alrededor de tres millones. Dividieron, y hasta ahora, vencieron con mucha sangre.

Pues este discurso de omnipotente y omnisciente lo creyeron millones también. Y a partir de que el jefe de la “ revolución de 1959” se hiciera el sueco, perdió miles y miles de adeptos porque no se concebía que bajo el cielo tropical cubano, y por años se estuviese traficando cocaína a espaldas del papá de capos como Escobar. ¿A escondidas de Barbatruco? A otro con ese cuento…

Y hay más, un último detalle. Narra la señora Escobar que en noviembre de 1993 cuando la fiscalía de Colombia exigió a la familia del narco que lo entregara si querían salir vivos, llegó al escondite de la esposa, hijos y nuera de Pablo… “el político liberal José Ignacio ‘Nacho’ Vives, quien dijo que tiempo atrás había visitado a Pablo en la caleta Filo de hambre, y ofreció ayudarnos a conseguir asilo en Cuba a cambio de una buena cantidad de dinero. El ex congresista nos pareció convincente, y mucho más cuando fue con mi hermano Fernando a la sede de la embajada cubana en Bogotá para demostrarnos que tenía contactos de muy alto nivel en La Habana”.

Palabras textuales de Victoria Eugenia Henao, aunque no lo lograron. Todavía Escobar estaba vivo, y estaban “casi vacías” las arcas de esta señora. Repetía sin cesar que su marido no tenía mucho efectivo, que casi todo estaba invertido en propiedades. Causa posible de que la mafia cubana de La Habana ignorara esta súper transacción fallida.

Estos detalles me cayeron del cielo. A lo mejor, justicia divina, ante tanto inocente o cómplice traicionado por los papás de los papases, los Narcos de Narcos, los que dejan en ridículo a la mafia siciliana, de Chicago, de Colombia, rusa y mexicana: Señoras y señores, Fidel y Raúl Castro Ruz.