Por: Idaysi Capote
O se reacciona a base de cordura y de acuerdos; o se hunde Cuba.
La libertad de Cuba está por encima de simpatías, de desacuerdos, de egocentrismos, y de todo intento o hecho que traicione a la Patria.
Cuba llora por justicia. Más de 11 millones de hermanos cubanos que subsisten dentro de la isla confían en Dios o en ti, opositor y opositora; en ocasiones, sin conocerte. Viven colgados a la fe, creen en lo divino. Sino, ¿qué les queda?
La rebeldía es asunto de héroes y de mártires. Es el milagro constante que necesita Cuba hasta lograr la libertad de este socialismo ilegal y asesino.
Las redes sociales han acrecentado la falta de mesura entre compatriotas; porque no siempre se miden palabras y criterios detrás de un rostro falso o traidor, detrás de un ordenador, detrás de un micrófono, detrás de egos a punto de estallar, detrás de ideas sin claridad que no siempre favorecen a la Patria.
El enemigo es el comunismo; y también los actores malvados y beneficiaros de esta diabólica ideología que en ocasiones sutiles, manejan hilos de gente que sí lucha por una Cuba feliz, a tu manera o de la manera que se pueda.
Los representantes de Lucifer en la Mayor de Las Antillas, son expertos en toda la táctica de lo abominable de la Historia.
Actúan como Hitler o Stalin -sin ir a otras épocas- brindando ventaja engañosa a todos los que nos oponemos a la dictadura narcotraficante y asesina de los Castro Ruz.
Miguel Díaz-Canel tiene que mantener el régimen en pie, porque resopla en su nuca el humo ardiente del cañón Castro-Espín; la dinastía que aún señorea nuestra isla doblegada y sin sosiego.
Nuestros hermanos viven de esperanzas; ¿o acaso pueden contar con hombres y mujeres que esperamos ver qué cabeza caerá primero, y hasta dónde rodará?
Sin dudas, la dictadura nos ha llevado hasta el punto de gozar escena por escena de esta jauría que les evitará a los comunistas eliminar a toda la disidencia dentro y fuera de Cuba. La autodestrucción se acerca, como ellos lo han concebido.
O se reacciona a base de cordura y de acuerdos; o se hunde Cuba.
Durante los seis meses de encierro de José Daniel Ferrer; líder opositor de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), los cimientos están bailando como nunca.
Díaz-Canel o el FakePresident anticubano, no perdió tiempo. La estrategia estaba trazada y se escudaron en delitos comunes de Ferrer García.
Comenzó la batalla por la liberación del líder de la UNPACU; mientras nos concentramos cada día en demostrarle al mundo que era un hecho ilegal y que José Daniel Ferrer García fue un preso político -y no común- al igual que sus compañeros de lucha.
¡Oh, Dios mío! ¿Qué trampa? ¡Qué ingenuos fuimos la mayoría!
Se encargaron en ese medio año -sin el titán de Oriente en libertad -de debilitar algunos bloques de las columnas que sostienen el coraje de todo el que hizo, hace, y seguirá haciendo por la democracia de nuestro país.
Y ahora todo se tambalea. No se sostiene la tropa unida. Los desacuerdos se multiplicaron y apuntan a la pérdida de esta larga batalla -desde 1959- por fallas humana evitables.
No caigamos en los errores de la Guerra de los Diez Años.
Nuestros mambises en el siglo XIX nos dejaron una gran lección a base de sangre y de muertes que todavía duelen para sacar a España y desacer su colonia en el poder.
Fue la gran guerra desde el 10 de octubre de 1868 hasta el 10 de febrero de 1878.
El fracaso tiene más aristas; pero los siguientes tres errores bastan para entender la similitud con lo que pasó hace 150 años en Cuba y lo que vivimos hoy en el año 2020.
(*)
• Falta de unidad:
El desacuerdo entre los diferentes mandos de la guerra causó un desequilibrio entre el poder militar y el civil, lo que ya se venía manifestando desde la asamblea de Guáimaro, donde no quedaron claras las facultades de cada poder.
• Caudillismo:
Se desarrolló entre determinados jefes militares independentistas un cierto espíritu mesiánico, lo cual los llevó a desobedecer a sus superiores.
• Escasez de recursos y prolongamiento excesivo de la contienda:
No se logró hacer una guerra rápida y eficaz, por lo que las tropas quedaron exhaustas y en una situación deplorable.
¿Cuál es la diferencia de nuestros días y de la Guerra de los Diez Años?
Internet, Messenger, Twitter y sus twitazos…
Esta bendición tecnológica la aprovecha el enemigo Castro-canel para dividir, para que de una frase se saquen muchas interpretaciones que pueden ser guiadas o sugeridas por los infiltrados detrás de perfiles falsos o reales, pero de traidores a favor de la narco dictadura anticubana.
El enfoque debe mantenerse en los hechos reales. En lo que se hace por Cuba. En escuchar a los amigos y los enemigos de un líder.
O seremos como ellos; y repetiremos horrores como los de la cabaña; cuando se fusilaba sin juicio justo, y sin causa probada.
Huyamos de repetir los patrones atroces y comunistas donde la individualidad no se respeta.
Cuba es lo primero. Después su pueblo; y por último, su libertad. O todo junto.
Sin la unión no lograremos tener ni la luz del sol.
Imagen tomada de Google
(*)
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_los_Diez_A%C3%B1os
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