Por: Idaysi Capote.

 

Ni por revolucionarios, ni por comunistas viven hoy miles de cubanos bajo el yugo de la narco dictadura Castro, porque no aceptan dejar de trabajar como profesionales durante una hora de sus vidas; a pesar de odiar al régimen en silencio, o en privado… a pesar de expresarlo con toda libertad en un selecto marco familiar, porque nunca se sabe dónde hay un delator.

Si perdieras tu estatus social actual dentro de Cuba… ¿qué harías?

¿Te desahucias?

¿Te suicidas?

¿O te reciclas?

Pertenezco al grupo que usa el reciclaje personal. Además de escritora; soy mucho más… una mujer que habita este mundo con más virtudes que defectos. Con más sueños, metas, y logros que desilusiones. Simplemente me amo igual que al prójimo… ni más, ni menos. ¡Ah! Y mi glamour no lo pierdo ni viviendo en un iglú.

Respetar la coherencia entre el pensar y el sentir desecha por lógica la ideología comunista que aniquila al Hombre como individuo.

Me quedo con la buena salud física y mental antes que mantenerme en un sufrimiento letal -a veces inconsciente- basado casi siempre en ideas surrealistas, o en la intención de agradar a gente que ni le importas, mientras aniquilas tu alma. Y así, contentas un ego casi siempre mediocre y gris.

Y después de este equívoco; ¿por qué y para qué vivir?

El sufrimiento intenso ataca los pulmones, el miedo a los riñones, y el bazo sucumbe ante la incertidumbre perenne de una existencia llena de sobresaltos. Así lo explican varios científicos y legendarias sabidurías que no conciben separar la mente del cuerpo.

Jamás me atreví a ejercer la disidencia dentro de Cuba; por pánico a sus maneras de castigar y de matar bajo el mando de cualquiera de los Castro.

Decidí emigrar, y por practicarme una egoplastia desde el primer día de vivir en una nación normal y democrática; he cambiado más pañales de hijos ajenos que en sala de recién nacidos. He limpiado pisos en tantos metros cuadrados que superan el área que ocupa el Hermitage.

¿Y qué?…

¿Ya no soy yo? ¿Perdí mi nombre? ¿Me hago un harakiri?…
¿Y mi esencia?

Para nuestra salvación está la egoplastia. Como está escrito en el credo de los Samuráis:

“Yo no tengo ego”

Sabes quién eres y dejas tu amor propio en reposo y a la vista.
El autoconocimiento continuo y las sorpresas de tu potencial florecen ante la vida que brota en ti una y otra vez. “El olmo seco y carcomido, reverdece».

Esta es la parte increíble y divertida después de pensar que habías llegado a todos los límites; los sobrepasas con el enfoque en un sueño en tercera dimensión.

La tierra que nos acoge es venerada por nosotros, los inmigrantes agradecidos. La tierra donde nacimos está en nuestro ADN, y nadie -ni siquiera un dictador pretencioso- lo puede modificar.

Emigrar no lo inventamos los cubanos. Como tampoco se nos acredita el desacuerdo con un régimen comunista y totalitario. Es lógica la irreverencia ante lo antinatural del socialismo, ante su nula funcionalidad en el mundo real, aplicado a personas reales.

Si fuiste médico en Cuba, y ahora cuidas ancianos; ¿debes deprimirte o comprender que tu misión de vida no se enmarca en un cuadro?

Has venido a este Universo, quizá para servir a los demás de diversas maneras, sin darle importancia a las coordenadas, mientras no excedan el planeta Tierra.

Si en tu país de origen eras maestro, o profesor; es probable que educar es el motivo de tu actual existencia, y ahora lo practicas también apoyado a un enfoque distinto.

Y qué decir de los que aclararon sus mentes fuera de la paralizadora atmósfera bolchevique, y le encontraron sabor a la vida con otra nacionalidad que exhibe orgullosa los derechos humanos respetados.

Esta gente que defiende las injusticias de una dictadura de ultra izquierda con el estómago repleto o vacío, viven y saborean una felicidad porcina.

Le roban al Estado cuatrero anticubano, o viven de los que roban, o anteponen el abandono de la familia para ejercer la esclavitud -dentro o fuera de la isla- a cambio de migajas… sabiéndose estafados, como miles de profesionales de la salud, entrenadores deportivos, y todo cubano al que la dictadura les pueda sacar penta trillones de dólares.

En 2003, Rogelio Polanco Fuentes, (ex embajador de Cuba en Venezuela) era entonces el director de Juventud Rebelde; órgano oficial anti periodístico y propagandístico de los pocos jóvenes que aclaman la dictadura anticubana.

Cuando hice prácticas como estudiante en aquel medio de desinformación de la involución desde 1959, la secretaria de Polanco vendía leche en polvo sacada del mercado negro a periodistas y demás personal del periódico.

Aquella rubia, de baja estatura, mantenía vitaminada esta tropa servil para seguir mintiendo y amedrentando al pueblo de Cuba.

Prefiero trabajar, cobrar mi cheque semanal. Comprar en el mercado más cercano todo lo que necesito. Es por ello que no me arrepiento de emigrar, de ser también ciudadana americana, de no sentir vergüenza por la etapa de adaptación y transculturación que se vive fuera lo quieras o no.

Mi egoplastia fue todo un éxito.

@idaysicapote

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