POR IDAYSI CAPOTE
A lo mejor eres de esas personas que han sido engañadas por alguna escuela con algún curso super caro y que prometieron que al graduarte estarías sentado en una estrella.
Pero tristemente la realidad en muchísimas ocasiones es otra. Sólo usan este gancho el día de la matrícula para que muerdas el anzuelo y te quedes endeudado hasta el cuello por miles de dólares.
Este sería el mejor de los casos entre tantas mentiras, porque el mayor embuste radica en que ni te enseñen la cuarta parte del contenido mostrado el primer día únicamente en papeles y en una falsa charla parte de la persona que tienen asignada para “pescarte”.
Después de la graduación comienza el nerviosismo causado por un solo motivo: ¿Y el trabajo pa’ cuándo?
Entonces empiezan los reclamos de tu parte y la defensa de los malhechores alegando que jamás se comprometieron en buscarte un empleo, que simple y llanamente dijeron “que te ayudarían a encontrarlo”.
Tu mente comienza un trabajo de búsqueda de dicha frase y esta no aparece en tu memoria.
Pero ya este centro de estudios –con una enseñanza a medias– está entrenado en la mentira, y su defensa se basa en enredar ideas claras.
Si eres de los que traes una base sólida en estudios de las clases que recibirás, en muchos casos, puedes enseñarle a tus “maestros”, porque la mediocridad está por doquier en estos planteles educativos.
Otra atrocidad que encontrarás, casi seguro, es que el claustro de profesores está conformado en su mayoría por una sarta de frustrados dispuestos a exterminar tus sueños. Ellos no han logrado cumplir con sus metas, y evitarán a toda costa que tú sí puedas.
Se empeñan en hacerte la vida imposible para que claudiques y entonces serías uno menos, al abandonar el curso, que reclamará lo vilmente prometido.
La deuda contraída mutila tu existencia económica. Te encuentras desempleado y con un crédito hecho trizas.
Las llamadas para que pagues el préstamo estudiantil “derriten” tu teléfono. Y al contestar y explicar que no tienes cómo pagarles aún, los cobradores no comprenden que la escuela te estafó y que no tienes trabajo. Que encontrar un contrato por tu cuenta es una odisea… y el cobrador continuará llamando porque ese no es su problema.
Lo cierto es que deberíamos tener la oportunidad de conocer a graduados que se encuentren insertados en el sector laboral en cuestión. O conocer a otros timados como tú que te alerten del abismo que se avecina.
Esta gente sin escrúpulos juega con la necesidad imperiosa de estudiantes ávidos de lograr un empleo después de tantos requisitos y una deuda que no la brinca un chivo, estamos hablando de hasta 20 mil dólares estadounidenses, para nada fáciles de ignorar.
Y están muy preparados contra posibles demandas porque saben el mal que hacen.
Mi consuelo es que se encontrarán con alguien que los pondrá en su lugar, a través de leyes que les aplicarán para que no sigan jugando con el destino profesional, el dinero y los sueños de tanta gente.
¿Te engañaron también? Y la demanda, pa’ cuando?
Periodista y escritora cubana.
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Un comentario en “Ya me gradué… ¿Y el trabajo pa’ cuándo?”