Por : IDAYSI CAPOTE
La hombría de Miguel Díaz-Canel está encerrada en un signo de interrogación.
El sólo hecho de que José Daniel Ferrer García respire -libre o en prisión- tiene a este presidente simbólico cubano; mañana, tarde y noche con los nervios apuntando a uno de los verdaderos líderes opositores de Cuba. Mientras, pone en marcha toda mala acción contra la oposición pacífica dentro de la isla.
José Daniel Ferrer García no es Dios; es un hombre que ama tanto a Cuba como la odia este títere, y la dictadura que representa.
Basta con mirar la patria de nosotros los cubanos, sin el Capitolio y sin los hoteles de lujo para extranjeros, para concluir que la dictadura Castro se ha esforzado porque se noten los 500 años cumplidos de La Habana. Y que de punta a cabo, luzca la Mayor de Las Antillas con otros 10 siglos encima.
Los humanos son humanos en primer lugar. Fidel Castro desde 1959 prohibió los grises. Implantó la reducida selección entre blanco y negro. Por tanto; los hombres en Cuba comunista se idealizan o se satanizan, una de dos.
Este dictador, anuló el concepto de Hombre real. Implantó el de héroe o mártir; el de ganador o perdedor, heterosexual o nada, comunista o traidor, cubano o apátrida -como lo fue el mismo Fidel-
Una premisa de la revolución cubana desde 1959 mantiene como arma de desmoralización masiva; la difamación de quien ya no le sirva, de quienes se opongan al régimen ilegal de seis décadas.
Nunca pueden ver cualidad positiva en un opositor; lo que hace poco seria la descripción que intentan difuminar de quien seleccionen como víctima del momento.
Y ni el mismísimo José Martí, el Apóstol, escapó de que este Castro-comunista-tropical notase manchas donde todavía hay luz.
Recuerdo, según la doctrina escolar cubana que señalaba las “páginas negras” de la vida de José Martí; así tildaron la idea de que el Apóstol tuviese un Dios en su corazón que guiara sus pasos al buen proceder durante sus 42 años imperfectos de vida. Y la masonería de Martí, jamás la mencionaron ni en bien ni en mal. Hubo de ocultarse también.
Y por qué quitarle quilates a este gran hombre, orgullo de Cuba; a este prócer iberoamericano por su decisión de anteponer la Patria a las exigencias y el bienestar de su esposa -la camagüeyana Carmen Zayas-Bazán- y del hijo primogénito de ambos: José Francisco Martí y Zayas-Bazán, que nació en La Habana el 22 de noviembre de 1878.
No existe talento inmenso, ni humano que lo posea; que haya podido ser guardian en todos los ámbitos de la vida vivida a la par de un ideal, de un descubrimiento, de una causa llevada hasta las últimas consecuencias… a favor del prójimo, o del planeta entero.
El epistolario es abundante entre Martí y esta primera Carmen en su vida amorosa. Su única esposa.
Escribió la Zayas-Bazán: «comía escasamente con tal de salvarle la leche a mi hijo».
En otra carta le dice a Martí: «… me han herido, me han injuriado, me han ofendido todos»… ¿Cuándo verás a tu hijo?…
Ella creyó que al casarse contra la aprobación familiar, había encontrado un hombre que se debía a un hogar, que sería dado únicamente a la familia creada; pero su deseo de retener por amor a Martí no la dejó ver que este cubano pertenecía a todos los hogares, y que en casi todos lo necesitaban.
“Martí protesta porque Carmen no entiende su pasión por Cuba, pero él tampoco entiende la pasión de una madre por su hijo y su deseo de formar un hogar estable y tranquilo”.
“En una carta fortísima Carmen Zayas-Bazán lo acusa de cobarde:
«Mucho más que tú tienen méritos esos hombres que lucharon y que hoy se rinden, no a un gobierno que combatieron sino a las necesidades de sus hijos no satisfechas…
*Martí se le queja en una carta a su amigo Mercado: «Carmen no comparte mi devoción a mis tareas de hoy… Regaño a Carmen porque ha dejado de ser mi mujer para ser su madre…».
Martí le responde en una larga carta en la que le explica que no se puede exponer a perder su libertad en Cuba, que no hay garantías y sin ellas no debe emprender el viaje a la Isla.
Y termina la carta abriendo su corazón herido:
«Me dices que vaya; ¡si por morir al llegar, daría la vida…
Si lo entiendes, está bien. Si no, ¿qué he de hacer yo? Que no lo estimas, ya lo sé.
Pero no he de cometer la injusticia de pedirte que estimes una grandeza meramente espiritual, secreta e improductiva».*
Desavenencias interminables porque Carmen Zayas-Bazán quería vivir con las comodidades de su clase social, y seguir a su esposo a New York era un martirio. Ella no calibraba el peligro que corría la vida de Martí en Cuba por pensar y actuar diferente a los opresores de la Patria. Martí no pudo comprender nunca su proceder de mujer común.
Hasta que llegó la otra Carmen… Carmita Miyares, madre de María Mantilla y la hija de ¡¿Martí!?
Esta relación se dio en ausencia durante seis años de la esposa legítima de Martí, quien regresó desde Cuba a New York en 1891.
“Al enterarse de tal amorío tuvo que haberla molestado tanto que a los dos meses de arribar, a espaldas de Martí… se fue al consulado español para solicitar su regreso a La Habana”. No volvieron a verse.
La historia del Apóstol de Cuba es interminable; y en cuanto a amores, tiene para 100 telenovelas.
Y ni hablar de las duras criticas que hasta se publicaron en la isla que difamaron a José Martí porque estaba muy cómodo luchando por la libertad de Cuba a la sombra de la bandera norteamericana.
Los rumores del desagrado que sentía Antonio Maceo por la personalidad del Apóstol cubano. Dicen que Maceo no soportaba a Martí.
Y por qué no decirlo, si así fue, eran hombres extraordinarios; pero mortales al fin.
Ahora dicen los medios que propagan la información que autorice Raúl Castro Ruz; que José Daniel Ferrer García es un delincuente que se metió a opositor.
Recuerdo que masticar chicle en Cuba era un delito, escuchar a los Beatles, oír emisoras de radio de países capitalistas, ser homosexual, vestir a la moda; todo era y es un delito o diversionismo ideológico… han visto algo mejor que la diversidad?, yo no… o casi nunca.
Por este uso del raciocinio o del sentido común; que me importa si Ferrer -líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU)- fue un rebelde, ahora con causa; que fue inestable en el amor, que el temperamento colérico lo usa ante los traidores a la Patria, que el ego lo sobrepasa…
Es un hombre, es imperfecto, es un patriota.
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